LA POSTERIDAD, UN PASAJERO OLVIDADO
Los escritores ejercemos la vanidad absoluta al creer que nuestra obra perdurará hasta el infinito y algunos tienen la osadía de ordenar manuscritos e ir archivando notas para ese futuro ambicionado. Sólo hay que darle un vistazo a la realidad para ver que la posteridad es un pasajero olvidado en el último asiento de un tren que cruza a toda velocidad entre famosos de medio pelo y el barullo de alguna novela editada y alzada sobre el pedestal de los best-seller. No es lo mismo ponerse de moda por un tiempo que seguir viviendo aunque sea en el murmullo apagado de un buen libro.
Quiero recordar a Melba Marrero de Munné, una poeta, para los que no lo saben, nacida en San Francisco de Macorís, cuyos poemas parecen que han desaparecido de la historia. Dicen los que la conocieron que era bella, tan bella que su belleza eclipsaba a las grandes artistas de Hollywood, que competía en glamor con María Montez, Ana Berta Lepe, Marilyn Monroe, María Félix, y otras tantas. Que de ella se enamoraron jeques árabes y príncipes europeos, pero eso no importa ahora. Lo que llama mi atención es que parece que nadie la recuerda y sus libros no aparecen. Como si su muerte la hubiera llevado hacia la nada. Con Hilma Contreras pudo pasar lo mismo, a no ser por Ylonka Nacidid que la sacó del olvido y de la indiferencia, para presentárnosla como lo que era, una escritora, fotógrafa, de gran estatura literaria.
De Melba Marrero de Munné he encontrado, en Cuadernos Dominicanos de Cultura, tan sólo sus Cinco Rosas de Insomnio, un poema, que como ella misma dice en uno de sus versos es “…un sueño siempre abierto.” En él retrata su sensibilidad, sus miedos y temores, y escribe: “Ahora todo está roto/ como en un día feriado/ rotas aparecen las vidrieras/ y maquilladas de soledad/tantas puertas tiemblan…” Con tanto ruido informático, con tantos malos libros publicados, nuestros buenos escritores se borran, desaparecen del recuerdo y las nuevas generaciones los ignoran. Alguien debe tener en alguna gaveta los poemas inéditos de Melba. Alguien debe editarlos para que regresen del olvido. Rescatarla sería un acto de valentía y la posteridad, como pasajero de último asiento, la pondría en primera fila.
Los escritores muertos, son rescatados de cada año y por casualidad. Vuelven a ponerse de moda por un tiempo. Pero las posibilidades de ser reeditado son tan escasas como sacarse la lotería. Así, la memoria literaria, se ha ido borrando cada día. La pátina del tiempo va cubriendo los libros, las historias, los personajes y su forma de vida. Melba no es la excepción. Pero como ella misma escribe: “Pero ya no ambiciono nada/Ni acaso mirarte/ porque estoy luz sin sangre.” Es como si nos dijera desde el más allá que tiene tanta necesidad de cariño como el de que sus poemas fueran de nuevo publicados.
¿Y de Don Gabriel Morillo, poeta insigne, mocano ilustre, sentado en su vieja mecedora, muerto en la miseria, quién se acuerda? ¿Se atreve alguien a publicar sus versos?
Ligia Minaya
Denver, Colorado
Publicado en DL.
martes, 31 de marzo de 2009
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me gustaria comunicarme con la senora Ligia Minaya...mi correo es mocano_54@hotmail.com, mi nombre Salustio Morillo G., nieto de Don Gabriel A. Morillo
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