jueves, 2 de abril de 2009

LAS DIOSAS QUE HAY EN CADA MUJER.

L AS DIOSAS QUE HAY EN CADA MUJER.
¿Por qué algunas mujeres valoran, ante todo, el matrimonio, la familia, mientras que otras atribuyen más importancia a la independencia y a su propia realización? ¿Por qué la misma mujer se comporta, según su entorno, como introvertida o extrovertida? Esas y muchas otras preguntas reciben respuestas en el libro de Jean Shinoda Bolen: LAS DIOSAS QUE HAY EN CADA MUJER. Ahí se explica que cuando una mujer comprende sus propios patrones internos puede llegar a superar una serie de dicotomías restrictivas, tales como: masculino/femenino, madre/amante, profesional/ama de casa, etc.
Estos patrones internos toman la forma de las siete diosas arquetípicas que son otros tantos tipos de personalidad. El libro persigue que cada mujer se identifique con sus diosas dominantes, que van desde la autónoma Artemisa o Diana diosa de la caza y de la Luna, la fría Atenea, diosa de la sabiduría y la artesanía a la que los romanos llamaron Minerva; hasta la nutritiva Deméter o Ceres, diosa de las cosecha, y la creativa Afrodita o Venus, pasando por Hestia (Vesta), diosa del matrimonio y el hogar, o Perséfone, reina del mundo subterráneo. Proserpina o Perséfone, doncella y reina del mundo subterráneo. Hestia (Vesta), prototipo de la mujer paciente. Las diosas que hay en cada mujer, es una guía para que las mujeres describan sus misterios, y para todos los hombres enamorados de una mujer.
Me gustaría invitar a mis lectoras y lectores a leer este libro. Así descubrirán el porqué muchas mujeres que son amas de casa tienen en su interior una bailarina, una mujer de mundo, o la que es esposa fiel sueña con ser la amante de un tipo poco confiable. En uno de mis escritos decía que las mujeres tenemos múltiples facetas. Y se preguntarán ¿Cómo pueden las diosas mitológicas de un pasado patriarcal ayudarnos a analizar nuestra realidad actual o a alcanzar un futuro igualitario? Es que estos siete arquetipos al ser examinados y combinados de diferentes manera (cada quién sabrá cómo hacerlo) tienen infinidad de variantes, y nos llevan más allá de la simplicidad y dicotomía de virgen/puta y madre/amante que existen en el patriarcado.
Como mínimo, estas diosas constituyen un útil recordatorio para describir y analizar muchos rasgos del comportamiento femenino. Como máximo, son vías para construir visiones, invocando así las fuerzas necesarias y cualidades dentro de nosotras. Por ejemplo, cuando añore oír música romántica, escribir poemas o soñar, tal vez Afrodita te pueda ayudar. O cuando quieras estar en estado de contemplación y retirarte de la cotidianidad, Hestia pueda guiarte, o Artemisa puede entrar en tu vida cuanto tenga conflictos consigo misma. Ahora que vamos camino a conseguir la igualdad, dioses y diosas pueden llegar a ser la misma cosa. Porque como contraparte hay un libro de la misma autora que se titula: LOS DIOSES QUE HAY EN CADA HOMBRE. El cual es bueno para conocer a cada hombre enamorado y para el hombre conocer su realidad.
Toda mujer tiene un papel fundamental en el desarrollo de la historia de su propia vida. Fuerzas poderosas influyen en lo que hacen, cómo lo hacen y cómo sienten, y para conocer ese papel tienen que tomar opciones conscientes y responsables. En la Grecia antigua, las mujeres sabían que su vocación o su función en la vida las situaba bajo el dominio de una diosa concreta, a la cual veneraban: Las tejedoras necesitan el patrocinio de Atenea, las casadas veneraban a Hera, las que daban a luz a Artemisa. Dentro de las mujeres contemporáneas, las diosas existen. Poe ejemplo, durante la adolescencia, una mujer puede haber estado loca por los chicos, puede que haya tenido relaciones sexuales a temprana edad y haber corrido el riesgo de embarazos no deseados, sin saber que estaba bajo la influencia de Afrodita, la diosa del Amor, cuyo impulso hacia la unión y la procreación puede coger desprevenida a una joven inmadura.
O puede estar bajo la protección de Artemisa, que valoraba el celibato y adoraba la vida natural. O quizás haya sido una joven Atenea, con la nariz metida en los libros o participando en cursos de conocimiento. O desde que jugaba con muñecas estaba al amparo de la diosa Deméter. O quizás fuera una Perséfone cogiendo flores en el prado, sin metas definidas.
Una mujer puede atravesar muchas fases en su vida. Cada etapa de la vida puede tener su propia diosa o diosas más influyentes. O pasar toda la vida con el mismo patrón de diosa a lo largo de sucesivas etapas. La mitad de la vida es una época de transición que suele marcar el comienzo de un cambio de diosa. ¿Descubrirá la viuda que, con una Atenea latente, es capaz de manejar inversiones? ¿Se ha convertido la soledad no deseada en un cómodo retiro interno, porque Hestia ronda en nuestras vidas? O ¿se ha vuelto ahora la vida vacía y sin sentido, porque Deméter no tiene a nadie a quien cuidar y nutrir? Como cualquier otra etapa de la vida, el resultado para cada mujer depende de la diosa que sea activada en la psiquis, las realidades de su situación y las elecciones que haga.
(Datos tomados del libro Las Diosas que hay en cada mujer, de la escritora y psiquiatra Jean Shinoda Bolen. Editora Kairós.)

1 comentario:

  1. Me fascina la elaboración de arquetipos que hace Bolen en "Las diosas de cada mujer" y también en "Los dioses de cada hombre", como el primero, publicado por Kairós en español. Creo que realiza un trabajo extraordinario partiendo de Jung. Son dos trabajos que estimo mucho.

    ResponderEliminar