CANIBALISMO FEMENINO
La actitud negativa de muchas mujeres contra otras mujeres hace tanto daño como el machismo en sí mismo, y a veces más, porque las mujeres casi siempre tenemos cierta previsión sobre los insultos, golpes, palabras denigrantes que nos puede hacer un hombre, y cuando lo hace, también algunas veces, logramos separarnos a tiempo y poner a distancia el dolor, salvo en casos de muerte, por supuesto. Pero cuando una mujer nos traiciona, cuando se pone de parte del hombre maltratador, se nos forma un nudo de dolor difícil de desatar. Todas, sin excepción hemos padecido el canibalismo femenino. Y yo pregunto ¿Se casaría usted con un hombre que ha matado a su mujer? Muchas lo hacen, y lo peor es que buscan explicaciones y razones a esa conducta. Cantidad de veces he oído mujeres hablar en contra de otras, sin saber a fondo lo sucedido. Argumentan que el marido la dejó por gorda, que la otra es más bonita y joven, que lo que pasa es que ella no lo entendía.
Y aquí vienen mil preguntas: ¿Está ese hombre que abandonó o mató a su mujer en mejores condiciones físicas que ella o por el contrario, como casi siempre sucede, está calvo, barrigón, con problemas en la próstata, cuántos dientes le faltan, actúa bien en la cama? La mayoría de las veces: No. Pero da igual, hay mujeres que en su canibalismo no ven la realidad. Saben que ha maltratado física y moralmente a una mujer y aún así se enredan con el creyendo que pueden cambiarlo a algo mejor. Pero no es así, ninguna mujer cambia a un maltratador. El maltrato lo traen muy adentro, algo así como una frustración, un deseo de venganza. Si una mujer es infiel ¿Por algo será? ¿No? Una mujer satisfecha tanto en la cama como en su vida de pareja, difícilmente le es infiel a su compañero ¿Cuántas veces lo ha sido el hombre? Infinidad de veces, pero basta que una mujer pose su mirada en otro hombre para que la infidelidad caiga sobre ella.
Hasta que no acabemos con ese canibalismo, el machismo permanecerá intacto, es más, irá en aumento. Aquí tenemos carta abierta las madres. Si no se enseña a los hijos a cooperar con las tareas de la casa, sino se le hace ver que cualquier mujer, sin discriminación, sea cual sea su posición o su actitud, merece igual respeto, estaremos fomentando el más cruel de los machismos. Hasta ahora miles de mujeres han muerto por esa actitud masculina. Pero… ¿y cuándo es una mujer la que pone en vilo la integridad de otra por algo así como ir diciendo por ahí que esa otra es una tal y una cual?
Todo esto sin echar a un lado la conducta femenina. Las mujeres, por los siglos de los siglos hemos cargado con la peor parte y, aún con las leyes que dicen de igualdad, tenemos que cuidarnos. La mentalidad machista no ha cambiado al mismo ritmo que hemos cambiado las mujeres. Desde tiempos de nuestras abuelas existían mujeres que se saltaban las normas “morales” de su tiempo, pero una cosa era hacerlo con discreción y otra muy distinta es provocar, decir a gritos en periódicos y revistas lo que hacemos, y no está mal hacer lo que a una le da la gana, que para eso hemos luchado, a lo que me refiero es a ese tipo de esclavitud impuesto por “lo que le gusta a los hombres”. La coquetería es parte de la feminidad, pero porqué hacer lo que ellos quieren y no lo que nosotras queremos y nos complace. Muchas llegan al extremo, para complacer a su hombre, de dejarse hacer un vídeo en posiciones non santas, es decir, haciendo el acto sexual, masturbándose, insinuándose provocativamente, y entonces, cuando se termina la relación y el hombre pone el vídeo en Internet, lloran, maldicen el momento en que se dejaron llevar y ponen el grito al cielo, pero ya es tarde.
Pero volviendo al canibalismo femenino, se me antoja hacer una pregunta estúpida. ¿Te gustaría que tu hombre te dejara por una más joven y con las tetas de silicona? ¿Verdad que no? Pero cuando eso le pasa a otra, entonces la cosa es distinta. En fin, que después de tantos años de feminismo no hemos aprendido a ser solidarias. Y ni hablar de las que eligen a otra mujer como pareja. Hablan, dicen que no pasa nada, pero cuando la hija se descubre lesbiana, se rasgan las vestiduras y reniegan de la muchacha. Me incluyo, como un gesto solidario. No tengo hijas, pero he visto la actitud trágica de muchas cuando la hija sale del armario. Por favor, pensemos como mujeres, primero como mujeres, siempre como mujeres, y nos saldrá más cómodo, más barato y más saludable.
Ligia Minaya
2 de mayo 2009
Publicado en Diario Libre
viernes, 17 de abril de 2009
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Totalmente de acuerdo contigo. Hace tiempo que he dejado de pensar en categoría de sexo. En ves de mujeres u hombres, veo almas. Mi empatía es ciega y va como la justicia, pero no hay duda de que muchas somos lobas para nuestras semejantes. Cuestión de evolución, Ligia.
ResponderEliminar¡Diantres! Se me fue la "ves". vuelvo a la cola: ¿Quién da la vez?
ResponderEliminarVivido en carne propia, habitamos entre canibales, un beso Doña Liga...
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