ESCRIBIR EN MOMENTOS DIFÍCILES
Hay personas que escriben en los momentos más difíciles de sus vidas. Hay quien mejor escribe cuando siente que la vida se le va de las manos. Hay otros que se encierran y hasta que no ponen punto final no salen de su habitación. Yo no, necesito estar en contacto con la gente. Escribo, me levanto, me hago un café, miro el paisaje y luego regreso a la computadora. Pero si en uno de esos intervalos se me ocurre algo que deba decir o sentir el personaje, lo abandono todo y corro a escribirlo. En fin, que hay toda clase de escritores. Muchas novelas, poemas y cuentos han salido de momentos de dolor, de enfermedades, de desamor. Me contaba una amiga que a raíz de su divorcio el dolor era tan fuerte que le impedía levantarse de la cama, pero un día decidió poner toda la rabia, la impotencia, el deseo de morir, a uno de sus personajes. Se quedó escribiendo en la penumbra y el silencio de su cuarto hasta que se le gastó del deseo de venganza. Le salió una novela tan auténtica que su editor se quedó asombrado.
Escribir no es un monólogo, más bien una conversación con los personajes, cuestiones que nunca te habías planteado, ver y construir un mundo de un modo diferente. A veces dar vuelta a un suceso, retomar una noticia desde otro ángulo, es un buen motivo para escribir. Cada uno ve las cosas a su manera. Un simple hecho cotidiano, como ir al trabajo, puede ser un tema interesante si se le pone la energía y la fuerza necesaria. La creatividad es como si alguien quisiera escribir a través de nosotros y nos pasa su estado de ánimo. Descubrirlo es cuestión de tiempo y paciencia. Escribir es un arte y también un oficio. Sólo hay que darse permiso para hacerlo. A mí, la nieve me pone triste, pero si me asomo a la computadora y abro cualquiera de mis cuentos o la novela a medio escribir, me engancho y ya no hay quien me saque de allí. Es como coser y cantar, basta con empezar.
Virginia Woolf hablaba de tener una habitación propia, yo la tengo y la disfruto, pero también he escrito en la cocina, sobre un libro de recetas, en un lugar repleto de gente, y creo que lo que ella quería decir es que podemos o debemos escribir como si lo hiciéramos dentro de nosotros mismos, desde el corazón, del estado de ánimo en que nos encontremos. Abrir la puerta al desánimo o poner en el personaje el motivo de nuestro enfado, es bueno, porque resulta más auténtico. Eso hacen muchos escritores, por lo cual muchas novelas parecen autobiográficas, y algo de ello tienen. En cuanto a la habitación propia, sería muy bueno tener un lugar apropiado, lejos del mundanal ruido o del ajetreo de la casa. Porque no hay que negar que a la creatividad le gusta el silencio y la paz. Ahí se puede escuchar la voz interior, ese tema que nos ronda día y noche y no nos deja dormir. Ese título que lleva el nombre de un bolero que nos gusta tanto y tatareamos a cualquier hora. Es que del buen estado de ánimo o los momentos difíciles nace la creatividad. Luego habrá que corregir y pulir.
14 de febrero 2009
Ligia Minaya
Denver, Colorado.- Publicado en DL.
martes, 31 de marzo de 2009
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